miércoles, 21 de marzo de 2012

Mariposa





Un hombre encontró un día un capullo de mariposa y se lo llevó a casa, para observar como emergía la mariposa.
Un día algo pequeño apareció. El hombre se sentó y observó por algunas horas como la mariposa luchaba forzando su cuerpo a través de una pequeña apertura.
 Parecía que no había ningún progreso. Era como si la mariposa no podía salir. Estaba atascada.
El hombre decidió ayudar a la mariposa. 
Con unas tijeras cortó lo que faltaba para que saliera el pequeño cuerpo de la mariposa.  
Y así fue, la mariposa salió fácilmente.
Pero su cuerpo era pequeño y retorcido, y sus alas estaban arrugadas.
 El hombre continuó observándola en espera de que en cualquier momento la mariposa estirara las alas. Paro nada pasaba. 
De hecho la mariposa pasó el resto de su vida arrastrándose en su retorcido cuerpo, sin poder volar.

Lo que el hombre no entendió, a pesar de que lo hizo movido por su corazón, es que el pequeño capullo y la lucha requerida para salir del pequeño agujero era necesaria para que su naturaleza inyectara fluidos desde su cuerpo hacia las alas, de manera que se fortaleciera y estuviera preparada en su momento para volar en libertad. Libertad y vuelo sólo vendrían después de la lucha.
Privando a la mariposa de la lucha, el hombre la privó de su salud y libertad.
Hay etapas difíciles y complicadas que cada persona tiene que superar por si misma para una correcta y sana evolución. A veces es doloroso observar a personas cercanas en el trascurso de un tramo vital difícil… Seamos su pilar de apoyo si es necesario, pero el trayecto lo tiene que superar por ella misma.

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